“… que solo soy un fantasma,
que vulnerable, te nombra…”
(Alejandro Filio)
A veces no me gusta ser circunspecto,
ese juego de la razón que todo quiere equilibrar,
y a la vez negar la libertad al amante subversivo,
cortando por la mitad un deseo y un sueño.
A veces no me gusta ser tan razonable,
esa manía absurda de soñar con las alas plegadas,
oteando el horizonte sin dejar escapar nada,
ni en el cielo, ni en la tierra.
A veces no me gusta ser un desprendido,
ese talento etéreo que niega hasta mis derechos,
en pos del deber para las que amo,
única obligación que me saca sonrisas.
A veces no me gusta ser crítico,
quisiera volver la vista solo hacia bellos colores,
obviando que tras aquellos pinceles,
hay manos grises que los manejan.
A veces no me gusta la precisión de mis palabras,
aquellas que han dado luces donde solo había oscuridad,
las que han mostrado salidas en callejones cerrados,
aunque ello aleje de mis pasos a quien amo.
A veces no me gusta la negación,
ese deber que impide una llamada, que limita una partida,
una aparición, todo por las prohibiciones sociales,
aquellas que limitan los vuelos amorosos de los perdidos.
Y, a veces, esas veces, me sacan sonrisas,
porque en el resto de mis horas,
al contemplarte volar libre y brillando,
al ver que algo de mi va en ello, yo me sueño trascendente.
(10/12/2010)