Con la mirada fija en el muro, sentada en posición de escucha, concentrada en el tejido que sus manos automáticamente entrelazan, lanza la pregunta:
–¿Supiste de la muerte de Sarita?, ¿Cómo una persona tan buena puede sufrir tanto? –
De la nada y de todo surge la voz cansina, de aquellas que denotan sabiduría ancestral:
– Su mayor angustia al partir fue, saber haberlo dado todo y aun así sentir que faltó un poco más. –
Dicen que la abuela, cuando teje, habla con fantasmas, ¿Quién sabe?