Como cada tarde lo encuentro en el condominio, él ordenando la entrada a su casa, limpiando el jardín, las ventanas, concentrado, como aquellos niños que tenían todas sus energías en resolver el rompecabezas o el juego “Mecano”.
Hace ya tiempo quiero hablarle, el azar me concede la ocasión, se me rompe la bolsa desde donde caen las paltas, y una de ellas rueda hasta sus pies.
Un bello Aguacate –Exclama, mientras la toma y me la extiende-
¿Aguacate? , -expreso sonriendo y con la debida pausa para agradecer y dar entrada al posible dialogo-
Claro que si – responde con voz firme y suave, alzando sus ojos verdes hacia los míos, y agrega sin más-
Estas son buenas para preparar Guacamole, y yo soy bueno en eso, -dejando de lado la escoba, se acerca y prosigue-
Todas las semanas preparo uno! No se sabe cuando Ella pueda llegar -¿Ella, pregunto recordando que siempre lo vi sólo-
Si pues, usted no la conoce, cuando llegue se la presentaré, y entenderá porque siempre tengo listo todo para su arribo, la cama, el baño, el agua caliente, la mesa dispuesta, sus libros, sus canciones, su sofá.. ahí, están listos.
-Sin darme cuenta me siento, mientras él con entusiasmo adolescente sigue contando su historia, mueve sus brazos, apunta al cielo, al norte, se da vueltas, graficando todo lo que hace, esperando la llegada-
Mis Hijos, no me entienden, -Dice- se preocupan por mí, alguno me ha dicho con rostro serio “Papá, descansa un día, Ella no volverá, es imposible” Y yo lo dejo callado cuando respondo “Hace 30 años era imposible hablar instantáneamente con alguien en China, luego, lo imposible se diluye con el tiempo y la perseverancia” jajajaja
-Su tono refleja la pasión de su historia, sin el menor temor a importunar le lanzo la pregunta ¿Y porque no está Usted con ella?-
-En ese segundo su mirada brillante se nubla por un rayo del pasado, se va lejos en su mente por un breve tiempo, y vuelve con la mirada serena y exclama-
Porque ella es Libre, y lo que más ame y amo es su libertad. –pero , intento interrumpir y él reafirma- Sucede que un día despertó, y noté en sus ojos el brillo de la nostalgia por un pasado azul, por un tiempo donde la suerte le sonreía, y comprendí que conmigo jamás tendría ese brillo, había un amor divino con el cual era infructuoso competir; ese día abrí las ventanas y las puertas, y sin más, miró compasiva, agradecida, y dijo “Volveré”, respiró profundo, dio una última mirada al cuarto, y se fue.
Es por eso que tengo todo listo para su regreso – me dice- ahora debo continuar, ¿Quién sabe si llega esta noche?, y si así es, le prometo que se la presentaré.
-Lo veo continuar sus labores, y casi como llegué, me alejo sin que él se dé cuenta-.
¿Cuánta locura hay en la Esperanza?, ¿Cuánta demencia se necesita para ser feliz? Son las preguntas que me llevo a mi guarida.
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¡Don Raúl, Don Raúl!! -grita el conserje , mientras se acerca al anciano-
¿Está usted bien? –le pregunta – lo vi agitado , levantando los brazos, mirando al Cielo y hablando solo, Don Raúl, ¿Se siente bien?
Claro que estoy bien hombre!, estaba hablando con el joven caballero de la casa del fondo pues. ¡Qué gentil y buen conversador que es!, ¿No me diga que nunca usted le ha hablado?
-El conserje lo mira compasivo, le palmotea el hombro, y le dice- Si, Don Raul si, esta bien, todo está bien.
Mientras Don Raúl sigue preparando su casa, aquel se retira murmurando:
“Otra vez este caballero hablando solo, ahora ve fantasmas, debo llamar a sus hijos. Está cada día peor.”
(Imagen tomada desde http://pquiacristoredentor.blogspot.com/2014/03/1cuaradel-desierto-al-jardin.html 29/09/2014)